Hongos psicodélicos en terapias

Colorado comenzará a usar hongos psicodélicos en terapias

En noviembre de 2022, Colorado marcó un hito en la política de drogas al aprobar la Proposición 122, también conocida como el Natural Medicine Health Act. Esta medida no solo despenaliza el uso personal de ciertas sustancias psicodélicas, sino que también establece un marco regulado para su uso terapéutico supervisado. Con esta decisión, el estado se une a una tendencia creciente que busca reevaluar el potencial de estas sustancias en el tratamiento de condiciones de salud mental y el bienestar personal, destacando el papel de los hongos psicodélicos en terapias.

Pero más allá del simbolismo de la aprobación, la pregunta clave ahora es: ¿qué sigue? La implementación de esta ley implica desafíos logísticos, regulatorios y sociales que determinarán su éxito real.

¿Qué se aprobó exactamente? Desglose de la proposición 122

La proposición 122 tiene dos componentes principales: la despenalización del uso personal y la creación de un sistema de acceso terapéutico regulado. Entre las sustancias cubiertas se encuentran la psilocibina (el compuesto activo en los hongos mágicos), psilocina, DMT, ibogaína y mescalina no derivada del peyote. El peyote quedó excluido como un gesto de respeto hacia las prácticas indígenas que lo consideran sagrado.

En cuanto a la despenalización, la ley permite que adultos mayores de 21 años posean, cultiven, consuman y compartan estas sustancias en espacios privados sin enfrentar sanciones penales estatales o locales. Sin embargo, la venta sigue siendo ilegal fuera del marco terapéutico regulado.

Por otro lado, el acceso supervisado se llevará a cabo en «centros de sanación» autorizados por el estado, donde los participantes podrán consumir psilocibina (y eventualmente otras sustancias) bajo la guía de facilitadores capacitados. A diferencia de los modelos médicos tradicionales, no se requerirá un diagnóstico específico para acceder a estos servicios, lo que abre la puerta a un uso más amplio, desde terapia clínica hasta crecimiento personal.

La implementación: El camino a seguir

El proceso de implementación es complejo y gradual. La despenalización entró en vigor poco después de la certificación de los resultados electorales, pero el sistema de centros de sanación tomará más tiempo en desarrollarse.

El Departamento de Agencias Reguladoras de Colorado (DORA) está a cargo de supervisar el programa, con el apoyo del Consejo Asesor de Medicina Natural (Natural Medicine Advisory Board), un grupo compuesto por expertos en salud mental, defensores de políticas de drogas, representantes indígenas y otros actores clave. Este consejo tiene la tarea de recomendar regulaciones sobre formación de facilitadores, protocolos de seguridad, requisitos para los centros y estándares de dosificación, entre otros aspectos. Todo ello será clave para garantizar que los hongos psicodélicos en terapias se apliquen de forma segura y ética.

Se espera que a lo largo de 2025, el estado comience a aceptar solicitudes de licencias para centros y facilitadores. Mientras tanto, el desarrollo de las normativas específicas está en marcha, con oportunidades para que el público participe en el proceso.

Impacto potencial y expectativas

Los defensores de la medida argumentan que los psicodélicos podrían revolucionar el tratamiento de condiciones como depresión, TEPT, ansiedad y adicciones. Estudios preliminares, como los realizados por el Johns Hopkins Center for Psychedelic Research, sugieren que estas sustancias, usadas en entornos controlados, pueden tener efectos profundos y duraderos. En este contexto, los hongos psicodélicos en terapias están cobrando un protagonismo que hace apenas unos años parecía impensable.

Más allá de lo clínico, también se espera que la despenalización reduzca el estigma y los arrestos relacionados con el uso personal, siguiendo una lógica similar a la adoptada con el cannabis. Además, al permitir el cultivo y el uso compartido sin fines comerciales, se busca fomentar una perspectiva más comunitaria y menos criminalizada.

Desafíos y obstáculos

Sin embargo, no todo es optimismo. Existen preocupaciones legítimas sobre cómo se manejarán los riesgos asociados al uso de psicodélicos, especialmente fuera de entornos supervisados. Las experiencias adversas, aunque raras, pueden ocurrir si no hay una educación pública adecuada sobre su uso responsable. Esto refuerza la importancia de estructurar bien el uso de hongos psicodélicos en terapias, con protocolos claros y entornos seguros.

Otro tema crítico es la equidad en el acceso. Si los servicios terapéuticos terminan siendo costosos, podrían convertirse en un privilegio para pocos, dejando fuera a comunidades marginadas. Además, persiste el conflicto con la ley federal, ya que estas sustancias siguen siendo clasificadas como drogas de Lista I, lo que podría generar obstáculos legales y financieros.

Finalmente, la formación de facilitadores será clave. Sin estándares rigurosos, podrían surgir prácticas poco éticas o inseguras. La integración de estos tratamientos en el sistema de salud tradicional también requerirá tiempo y colaboración entre profesionales. En este sentido, la profesionalización del uso de hongos psicodélicos en terapias será un pilar fundamental para su aceptación a gran escala. Por el momento, ya se han otorgado algunas licencias estatales para poder administrar hongos psicodélicos a pacientes durante las terapias.

¿Hay una preocupación excesiva en torno a los psicodélicos?

La preocupación excesiva por los riesgos de los psicodélicos, en comparación con fármacos mucho más peligrosos (como los opioides sintéticos), puede explicarse por varios factores clave:

Estigma histórico y Guerra contra las Drogas

Los psicodélicos fueron demonizados durante décadas por campañas como la «Guerra contra las Drogas», que los asoció con la contracultura de los años 60 y el «peligro moral». Aunque sustancias como el alcohol, el tabaco y los opioides recetados causan millones de muertes anuales, su legalidad y normalización social han minimizado su percepción de riesgo. En cambio, los psicodélicos, al ser ilegales durante tanto tiempo, cargan con un estigma irracional que persiste incluso cuando la ciencia demuestra su relativa seguridad en contextos controlados.

Falta de familiaridad médica y social

A diferencia de fármacos ampliamente recetados (como antidepresivos o analgésicos), los psicodélicos han estado fuera del sistema médico convencional durante más de 50 años. Muchos profesionales de la salud, legisladores y ciudadanos aún los ven como sustancias «misteriosas» o «peligrosas» simplemente porque no han sido integradas en la práctica clínica estándar. En contraste, el fentanilo, a pesar de su letalidad, es un producto de la industria farmacéutica con protocolos establecidos (aunque mal regulados), lo que paradójicamente lo hace más «aceptable» para el sistema. Por suerte, los avances actuales en el uso de hongos psicodélicos en terapias están empezando a cambiar esa percepción.

El riesgo percibido vs. el riesgo real

Los psicodélicos clásicos (como psilocibina o LSD) no son adictivos y tienen un perfil de seguridad física sorprendentemente alto (no causan sobredosis letales ni daño orgánico). Sin embargo, su capacidad para alterar profundamente la percepción y la conciencia genera miedo a «malos viajes», episodios de psicosis temporal o uso irresponsable. Este riesgo, aunque real, es manejable en entornos controlados y no es comparable al de sustancias como el alcohol, que causa dependencia, violencia y enfermedades crónicas, o el fentanilo, que mata por depresión respiratoria incluso en mínimas dosis.

Intereses económicos y farmacéuticos

La industria farmacéutica ha invertido miles de millones en medicamentos patentables (como antidepresivos y ansiolíticos), muchos de los cuales tienen efectos secundarios graves (aumento de peso, disfunción sexual, síndrome de abstinencia). Los psicodélicos, en cambio, son moléculas naturales, o fácilmente sintetizables, que no pueden monopolizarse de la misma manera. Esto ha ralentizado su investigación y adopción, ya que no representan un modelo de negocio tan lucrativo. Por eso, el uso de hongos psicodélicos en terapias se presenta como una opción más segura, siempre que se mantenga bajo supervisión adecuada.

El Fantasma del «uso recreativo descontrolado»

Aunque la Proposición 122 en Colorado prioriza el uso terapéutico y ceremonial, persiste el temor a que la despenalización lleve a un consumo irresponsable. Sin embargo, países como Portugal (que despenalizó todas las drogas en 2001) han demostrado que la regulación y la educación reducen más daños que la prohibición.

¿Doble moral o mera ignorancia? La disparidad en la percepción de riesgos no se basa en evidencia, sino en prejuicios arraigados y en la inercia de un sistema que normaliza ciertas drogas, aunque sean mortales, mientras sataniza otras. La buena noticia es que, con el avance de la ciencia y modelos como el de Colorado, este paradigma está empezando a cambiar. Pero llevará tiempo, educación y políticas basadas en datos—no en el miedo—para que los psicodélicos sean juzgados por lo que realmente son: herramientas poderosas, pero no exentas de riesgos, que merecen un marco legal sensato. ¿Es hipocresía? En muchos casos, sí. Pero también es un reflejo de lo difícil que es para la sociedad desaprender décadas de propaganda y evaluar las drogas desde una perspectiva objetiva.

Estudio de los hongos psicodélicos en terapias

Pequeños avances en todo el mundo

Colorado no está solo en este camino. Oregón fue el primer estado en legalizar la psilocibina terapéutica en 2020, y su modelo ha servido como referencia. Sin embargo, Colorado va un paso más allá al incluir múltiples sustancias y permitir el uso personal sin necesidad de un marco médico. Estos son los estados de EEUU que han despenalizado los psicodélicos.

A nivel global, países como Canadá, Australia y Suiza también se están planteando el uso terapéutico de psicodélicos, mientras que ciudades como Denver ya habían despenalizado los hongos psilocibinos en 2019. En este escenario internacional, el interés por los hongos psicodélicos en terapias sigue creciendo, impulsado por los buenos resultados y la necesidad de alternativas reales a los tratamientos convencionales. Todo esto sugiere que el movimiento de reforma psicodélica está ganando impulso.

Colorado se encuentra en una fase crucial de implementación, donde las decisiones tomadas en los próximos meses definirán el éxito de esta iniciativa. La apertura de los primeros centros de sanación, la formación de facilitadores y la educación pública serán pasos fundamentales.

A largo plazo, esta política podría influir en otras legislaciones estatales e incluso federales, redefiniendo el enfoque hacia los psicodélicos no solo como drogas recreativas o peligrosas, sino como herramientas potenciales para la salud mental. Los hongos psicodélicos en terapias ya no son una utopía científica: son una realidad en desarrollo. Sin embargo, el camino no está exento de obstáculos, y su impacto real dependerá de una ejecución cuidadosa, inclusiva y basada en evidencia. Lo que está claro es que Colorado ha abierto una puerta que, para muchos, ya no puede cerrarse. El mundo estará observando.

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