Psicodélicos,disociativos,empatógenos

¿Tu droga es un psicodélico, un disociativo o un empatógeno?

¿Alguna vez te has preguntado qué tipo de experiencia estás buscando realmente? En un mundo donde las sustancias psicoactivas han sido utilizadas durante siglos con fines espirituales, recreativos y terapéuticos, es común que exista confusión entre los diferentes tipos de drogas y sus efectos. Psicodélicos, disociativos y empatógenos son términos que a menudo se mezclan, pero cada uno de ellos ofrece una experiencia única y distinta. En este post aclararemos las diferencias y veremos cómo actúan en el cerebro para ayudarte a comprender qué tipo de sustancia estás considerando y qué efectos puedes esperar.

Psicodélicos: el viaje interior

Los psicodélicos son sustancias que alteran profundamente la percepción, el pensamiento y el estado de ánimo. Estas drogas son conocidas por inducir experiencias que pueden ser tanto visualmente intensas como emocionalmente reveladoras. Entre los ejemplos más conocidos se encuentran el LSD, la psilocibina (presente en los hongos mágicos), la DMT (dimetiltriptamina), la ayahuasca y la mescalina (derivada del peyote).

El mecanismo de acción de los psicodélicos se centra principalmente en la modulación de los receptores de serotonina en el cerebro, específicamente el receptor 5-HT2A. Esta interacción altera y estimula la comunicación entre las neuronas, y esto es lo que provoca una percepción distorsionada de la realidad y una mayor plasticidad cerebral. Esto explica por qué estas sustancias son tan efectivas para inducir cambios profundos en la perspectiva y el estado de ánimo.

Qué se siente al tomar psicodélicos

Cuando se consumen psicodélicos, los usuarios suelen experimentar alucinaciones visuales y auditivas, una distorsión del tiempo y una profunda introspección. Muchos describen estas experiencias como «viajes» que pueden llevar a una mayor comprensión de uno mismo y del universo, a menudo acompañados de sensaciones espirituales o místicas. Por ejemplo, bajo los efectos de la psilocibina, los colores pueden volverse más vibrantes, los patrones geométricos pueden aparecer en el campo visual y el tiempo puede parecer detenerse o acelerarse.

efecto psicodélico


Disociativos: la desconexión

Los disociativos son sustancias que inducen una sensación de separación del cuerpo y la realidad. A diferencia de los psicodélicos, que tienden a intensificar la conexión con el entorno, los disociativos crean una sensación de desconexión. Algunos ejemplos de este tipo de sustancias son la ketamina, el dextrometorfano (DXM) y la fenciclidina (PCP).

El mecanismo de acción de los disociativos se basa principalmente en el bloqueo de los receptores de NMDA (N-metil-D-aspartato) en el cerebro. Los receptores de NMDA son un tipo de receptor de glutamato, el principal neurotransmisor excitador en el sistema nervioso central. Este bloqueo interrumpe la comunicación entre las neuronas, lo que lleva a una alteración en la percepción del dolor, el tiempo y el espacio. Esta desconexión neuronal es lo que produce la sensación de estar «separado» de la realidad.

Qué se siente al tomar drogas disociativas

Los efectos de los disociativos pueden variar desde una leve sensación de flotar hasta una completa disociación del cuerpo y la mente. Los usuarios a menudo describen una sensación de estar «fuera del cuerpo» o de observar la realidad desde una perspectiva externa. La anestesia y la analgesia son efectos comunes, lo que hace que estas sustancias sean utilizadas en el ámbito médico. Sin embargo, en dosis más altas, pueden provocar alucinaciones intensas, despersonalización (sensación de no ser uno mismo) y desrealización (sensación de que el entorno no es real).

Empatógenos: la conexión emocional

Los empatógenos son sustancias que aumentan la empatía, la sociabilidad y la conexión emocional. El ejemplo más conocido es el MDMA (éxtasis), aunque también se puede incluir la MDA, que combina efectos psicodélicos y empatógenos. Estas sustancias son populares en entornos sociales y festivos debido a sus efectos euforizantes y su capacidad para reducir la ansiedad social.

El mecanismo de acción de los empatógenos se centra en la liberación masiva de serotonina, dopamina y oxitocina en el cerebro. Este cóctel neuroquímico es responsable de los sentimientos de euforia, empatía y conexión emocional. Sin embargo, este aumento repentino en los niveles de neurotransmisores, suele llevar a un «bajón» emocional después de que los efectos desaparecen.

Qué se siente al usar empatógenos

Al consumir empatógenos, los usuarios experimentan una intensa sensación de amor y conexión con los demás, acompañada de un aumento en la sensibilidad táctil y una reducción de las inhibiciones. Muchos describen sentirse más abiertos emocionalmente, lo que facilita la comunicación profunda y la creación de vínculos afectivos. También es común experimentar efectos secundarios como bruxismo (apretar los dientes) y deshidratación.

Riesgos y precauciones

El consumo de sustancias psicoactivas, ya sean psicodélicos, disociativos o empatógenos, conlleva riesgos que deben ser considerados seriamente. Aunque algunas de estas sustancias tienen un potencial terapéutico prometedor, su uso recreativo o sin supervisión puede tener consecuencias negativas para la salud física y mental que hay que tener en cuenta.

Bad trip

Los psicodélicos, como el LSD y la psilocibina, son generalmente considerados seguros en términos de toxicidad física y potencial de adicción. Sin embargo, no están exentos de riesgos. Uno de los mayores peligros es la posibilidad de un «mal viaje», una experiencia intensamente negativa caracterizada por ansiedad extrema, paranoia y confusión. Esto puede ser particularmente peligroso para personas con predisposición a trastornos mentales, como la esquizofrenia, ya que los psicodélicos pueden exacerbar estos problemas.

Además, la distorsión de la realidad que provocan estas sustancias puede llevar a comportamientos arriesgados, como intentar volar o conducir bajo sus efectos. Por ello, es fundamental consumirlas en un entorno seguro y con personas de confianza.

Riesgo de adicción

Los disociativos, como la ketamina y el PCP (fenciclidina), presentan riesgos más graves. La ketamina se suele utilizar como anestésico en el ámbito médico y puede ser adictiva cuando se usa recreativamente. El uso crónico puede llevar a problemas cognitivos, como dificultades de memoria y aprendizaje, así como a daños en la vejiga y el tracto urinario.

El PCP, por otro lado, es conocido por sus efectos impredecibles y a menudo violentos. Puede causar paranoia, agresividad y comportamientos peligrosos, lo que lo convierte en una de las sustancias más peligrosas dentro de esta categoría.

Sustancias adulteradas

El MDMA, el empatógeno más conocido, es generalmente seguro cuando se consume en dosis moderadas y en entornos controlados. Sin embargo, el uso excesivo o frecuente puede llevar a una depleción severa de serotonina, lo que resulta en un «bajón» emocional que puede durar varios días. Además, el MDMA puede causar deshidratación e hipertermia, especialmente en entornos calurosos como clubes o festivales.

Otro riesgo asociado con el MDMA es la posible adulteración. Muchas pastillas de éxtasis contienen otras sustancias más peligrosas, como metanfetamina o PMA, lo que aumenta el riesgo de sobredosis y efectos adversos.

Cómo hacer que el consumo sea más seguro

Para minimizar los riesgos asociados con el consumo de estas sustancias, es esencial seguir algunas pautas de reducción de daños:

Set and Setting (Estado mental y entorno)

El «set and setting» es uno de los principios más importantes en el consumo de sustancias psicoactivas. Se refiere a tu estado mental («set») y al entorno físico y social («setting») en el que consumes la sustancia.

  • Set (Estado mental). Asegúrate de estar en un estado emocional estable antes de consumir. Evita usar sustancias si estás pasando por un momento de estrés, ansiedad o depresión. Ten una intención clara. Pregúntate por qué quieres consumir y qué esperas de la experiencia. Practica técnicas de relajación o meditación antes de consumir para preparar tu mente.
  • Setting (Entorno). Elige un lugar seguro, cómodo y familiar donde te sientas relajado. Evita entornos caóticos o ruidosos, como fiestas masivas, sobre todo si no tienes experiencia con la sustancia. Consume en compañía de personas de confianza que puedan apoyarte en caso de una mala experiencia.
mescalina psicodélico

Dosificación y pureza

La dosificación adecuada y la pureza de la sustancia son fundamentales para reducir riesgos. Por eso el primer paso es verificar que la sustancia no está adulterada, especialmente con MDMA o LSD, que a menudo están mezcladas con sustancias más peligrosas que pueden provocar efectos inesperados. Para ello existen kits de pruebas de pureza para diferentes tipos de droga. Además, hay que evitar mezclar sustancias. Combinar drogas (por ejemplo, alcohol con MDMA o cannabis con psicodélicos) puede aumentar los riesgos y hacer que los efectos sean impredecibles.

Si es tu primera vez con una sustancia, empieza con una dosis pequeña para evaluar tu sensibilidad. Esto es especialmente importante con sustancias potentes como el LSD, la ketamina o el MDMA. Investiga sobre la dosis recomendada, los efectos esperados y la duración de la experiencia.

Hidratación y alimentación

Mantener tu cuerpo hidratado y nutrido es crucial, especialmente con sustancias que aumentan la actividad física o la temperatura corporal.

  • Hidratación. Bebe agua regularmente, pero evita excederte. El MDMA, por ejemplo, puede causar deshidratación, pero beber demasiada agua también puede ser peligroso (hiponatremia).
  • Alimentación. Come algo ligero antes de consumir para evitar mareos o náuseas. Después de la experiencia, repón nutrientes con alimentos saludables.
  • Electrolitos. Si consumes MDMA o bailas durante horas, considera bebidas con electrolitos para reponer minerales perdidos.

Cuidado emocional y psicológico

Las sustancias psicoactivas pueden sacar a la superficie emociones intensas o recuerdos difíciles. Es importante estar preparado para manejar estos aspectos. Después de una experiencia intensa, tómate tiempo para reflexionar y procesar lo que viviste. Hablar con un amigo de confianza o un terapeuta puede ser útil.

Si alguien tiene una mala experiencia (por ejemplo, un «mal viaje» con psicodélicos), mantén la calma y ofrécele apoyo. Asegúrale que los efectos son temporales y ayúdale a respirar profundamente. El uso repetido de sustancias como el MDMA o los disociativos puede agotar los neurotransmisores y aumentar el riesgo de problemas de salud mental. Deja pasar suficiente tiempo entre sesiones (por ejemplo, 3 meses para el MDMA).

Precauciones específicas por tipo de sustancia

Cada tipo de sustancia tiene riesgos particulares que requieren precauciones específicas.

  • Psicodélicos (LSD, hongos, DMT). Evita consumir si tienes antecedentes de trastornos psicóticos o esquizofrenia. Ten un «trip sitter» (cuidador) si es tu primera vez o si consumes una dosis alta. Evita entornos caóticos o situaciones estresantes.
  • Disociativos (ketamina, DXM). No consumas solo, ya que los disociativos pueden afectar tu capacidad para moverte o pedir ayuda. Evita actividades que requieran coordinación, como conducir o manejar maquinaria. Limita el uso frecuente para evitar daños cognitivos o adicción.
  • Empatógenos (MDMA, MDA). Controla la temperatura corporal, especialmente en entornos calurosos. Evita mezclar con alcohol u otras drogas. Descansa y repón nutrientes después de la experiencia.

Usos terapéuticos potenciales

En los últimos años, ha habido un resurgimiento del interés en el uso terapéutico de psicodélicos y empatógenos. Estas sustancias, que alguna vez fueron relegadas al ámbito recreativo o espiritual, ahora están siendo reevaluadas por su potencial para tratar una variedad de trastornos mentales.

Los psicodélicos como la psilocibina y el LSD han mostrado resultados prometedores en el tratamiento de la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Estudios recientes sugieren que una sola dosis de psilocibina, administrada en un entorno terapéutico, puede producir mejoras duraderas en pacientes con depresión resistente al tratamiento.

El LSD, por su parte, ha sido estudiado por su capacidad para reducir la ansiedad en pacientes con enfermedades terminales, ayudándoles a enfrentar sus miedos y a encontrar un sentido de paz. La ayahuasca, la famosa bebida psicodélica tradicional de la Amazonía, también ha sido investigada por su potencial para tratar la adicción y la depresión.

Por otra parte, la ketamina es un disociativo que se ha utilizado en medicina como anestésico, aunque recientemente ha ganado atención por su rápido efecto antidepresivo. En dosis subanestésicas, la ketamina puede aliviar los síntomas de la depresión en cuestión de horas, así que se perfila como una interesante alternativa para pacientes que no responden a otros tratamientos.

El MDMA ha mostrado un gran potencial terapéutico, particularmente en el tratamiento del TEPT. En ensayos clínicos, el MDMA administrado en combinación con terapia psicológica ha ayudado a los pacientes a procesar traumas emocionales profundos y a reducir los síntomas del TEPT. La sustancia parece facilitar la apertura emocional y la confianza, gracias a lo cual los pacientes pueden abordar recuerdos dolorosos e incluso reprimidos.

Entender las diferencias entre psicodélicos, disociativos y empatógenos es esencial para tomar decisiones informadas sobre su consumo. Cada tipo de sustancia ofrece una experiencia única, con sus propios riesgos y beneficios. En un mundo donde la información es poder, educarnos sobre estas sustancias nos permite abordarlas con respeto y responsabilidad, ya sea con fines recreativos, espirituales o terapéuticos.

FAQ’s sobre drogas psicodélicas, disociativas y empatógenas

¿Por qué es importante saber qué tipo de sustancia estoy consumiendo?

Conocer la categoría ayuda a anticipar efectos, riesgos y el contexto adecuado para su uso. Un psicodélico requiere un entorno seguro por su potencial para inducir experiencias abrumadoras. Un disociativo exige precaución ante posibles caídas o accidentes por la pérdida de coordinación. Un empatógeno demanda hidratación y cuidado con el sobrecalentamiento corporal. Usar cada sustancia con conocimiento reduce peligros.

¿Existen drogas que combinan efectos de estas categorías?

Sí, algunas sustancias tienen propiedades híbridas. El 2C-B, por ejemplo, mezcla efectos visuales psicodélicos con una leve euforia social similar a los empatógenos. La MDA, prima del MDMA, tiene un componente más alucinógeno. El DXM (dextrometorfano), en dosis altas, actúa como disociativo, pero en dosis bajas puede ser estimulante. Estas combinaciones refuerzan la importancia investigar cada sustancia antes de consumirla.

¿Cuál de estos tipos se considera más seguro?

Ninguna categoría es completamente «segura», pero los psicodélicos clásicos (como psilocibina o mescalina) tienen bajo riesgo de toxicidad física o adicción, aunque pueden provocar malas experiencias si se usan irresponsablemente. Los empatógenos como el MDMA son relativamente seguros en dosis moderadas, pero el abuso puede agotar neurotransmisores y causar depresión posterior. Los disociativos conllevan más riesgos inmediatos, como lesiones por pérdida de coordinación o episodios de psicosis temporal.

¿La marihuana es psicodélica, disociativa o empatógena?

El cannabis no pertenece estrictamente a ninguna de estas categorías, aunque en dosis altas puede generar efectos levemente psicodélicos, como percepción distorsionada del tiempo o pensamientos filosóficos. Sin embargo, carece de la intensidad alucinógena de un LSD o la desconexión de una ketamina.

¿Es peligroso mezclar estas categorías de drogas?

Mezclarlas puede ser impredecible y aumentar riesgos. Combinar un psicodélico con un empatógeno (como LSD y MDMA, llamado «candy flip») puede intensificar la euforia pero también la sobreestimulación. Añadir un disociativo (ej., ketamina) a un psicodélico puede profundizar la desconexión de la realidad hasta niveles angustiosos. Siempre investiga interacciones y evita mezclar sin supervisión.

¿Qué tipo de sustancia tiene más potencial terapéutico?

Cada categoría tiene aplicaciones distintas. Los psicodélicos como la psilocibina muestran promesa para tratar depresión y ansiedad. Los empatógenos como el MDMA se usan en terapia para PTSD. Los disociativos como la ketamina tienen aplicaciones en dolor crónico y depresión resistente. El contexto médico es clave: lo que funciona en clínica puede no ser seguro en uso recreativo.

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